jueves, 24 de enero de 2008

Días gilipollas, tardes corocas


De alguna manera lo tengo que entender, pero ¿Cómo?
Llega el 21 de diciembre y según el eje de la tierra, la rotación de la misma y no se que cosas entramos en una estación climática, por decirle de alguna manera, que hemos dado en llamar; verano.
Consiste en días más largos, noches más cortas, por lo cual ya no me gusta mucho. Además, suele coincidir con los recesos laborales y educativos del ser humano promedio, por lo que, aplicando el modus ponens tollens (exámenes, ¡allá voy!) podemos inferir que todo el mundo esta de joda, o por lo menos se las ingenian para hacerlo.
Casi todos emigran a lugares llamados de maneras raras, como pueden ser “punta del éste” o “la paloma” a descansar de sus anales (ups, quise decir “anuales”) rutinas y de la vida de formalismos que han de llevar en su ciudad de residencia, claro ¿porqué si disfrutan tanto de estos 15 o 30 días no deciden llevar una vida así? No lo se…
El hecho es que, el estudiante desempleado, no puede escapar a éste período vacacional, en el que muchos nos aburrimos hasta la medula, y ha de rebuscárselas para sobrevivir a estos arduos períodos, ¿Cómo? Fácil, yéndose a los anteriormente citados (y a otros) balnearios.
El hecho, es que salvo 4 días de el mes de enero, no hice nada de esto para sobrevivir, así que, otro año más, no va a llegar marzo y no voy a tener cuentos del estilo de Kerouac y su “en el camino” para contar (aunque me las anduve de beat por ahí, no lo voy a negar, y he tenidos relaciones humanas al estilo “los subterráneos”) por lo cual (convengamos que tampoco tenemos un país tan ancho como Estamos (h)Undidos de Norte América para recorrerlo a dedo y demorar más de 6 horas) he decidido crear mi propio “en el camino” recopilando las cosas absurdas que me están pasando a lo largo de éste verano; cosas tan absurdas como descabelladas, que quizás le pasen a todos, pero solo caen en consideración cuando son vividas por un ser tan absurdo y desquiciado (y eso que lo más absurdo, lo más desquiciado, lo más surrealista, lo más descabellado y cuanto epíteto que conote algo fuera de la lógica humana, no lo voy a contar, me reservo el derecho a conservar un poco de dignidad ¡pero vaya que fue súrreal!)

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